
Las mujeres del equipo "Germinal" me preguntan si estoy esperando a mi príncipe azul.
Al príncipe no, al caballo -me gustaría decirles. Espero el viaje en corcel que me arranque las anestesias. Que me lleve a cualquier cama, a cualquier plaza donde me provoquen el aborto involuntario de mis penas, donde me zarandeen en un giro copernicano del ombliguismo extasiado al mundo.
Por fin, al mundo.
yo también me ombligo
ResponderEliminarMmmmmmm abortando tristezas, cambiando el mundo ... ¿dónde se firma?
ResponderEliminarYo también quiero abortar penas. Quiero abortarlo todo. ¿Vendrá el foro de la familia a impedirnoslo? :P
ResponderEliminarNo vamos a gritarlo muy alto, por si acuden, Rocío. :P
ResponderEliminarEstoy aún buscando cómo y dónde firmarlo, Nacho...Me sirve un manual de instrucciones ¿Alguien tiene uno por ahí?
Samsa, nos ombligamos demasiao... :P
es sencillo, leer las intrucciones, quitar el envoltorio, agitar antes de usar, el mundo, efectos secundarios:
ResponderEliminarMe encantan tus metáforas. Abortar penas y esperar caballos. Que mundo tan divertido.
ResponderEliminarMe asustan esos efectos secundarios, Nikolayevich, pero qué coño...
ResponderEliminarGracias Mrs. Poulain :). Divertido, extraño, ajeno, curioso...curioso.
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ResponderEliminarLa caída siempre duele.
ResponderEliminar¡Qué preciosidad de ombligo, madre mía!
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