domingo, 30 de mayo de 2010

Retratos viejos


No soy aquella de gafas,

vestida de pastora y

mirada absurda.

No soy la hermana

que se cree necesaria.

No soy la chica sin nombre

que ocupó tu cama durante algunas

horas

Ni siquiera soy quien lloraba en los entierros

y en los descansos

de esta vida

No soy el coma etílico en un hospital

lombardo

No soy el sentido del cambio

en el rumbo

de la tuya.

Tampoco aquel enclave seguro

que abordaba

mi existencia.

No soy el miedo a perderte

ni lo complejo de estar contigo

No soy el aliento fresco

de menta

por las mañanas.

No soy la vecina educada

del ascensor.

No soy la conversación

apresurada

de los buenos días.

No soy lo profundo

de la embriaguez

filosófica.

No soy el lema

rotundo

de mis creencias.

Tampoco soy la duda

constante

en las disputas.


Pero soy mi ahora; mi quiero y puedo, mi sábana con tus marcas de sueño incierto,

mis apuntes non finitos, las horas que desean el verano, las botellas vacías,

el nudo en el estómago, los “no molesten”, el vuelo de una mosca, el grito ahogado

en la almohada... el vértigo del final.



martes, 18 de mayo de 2010

Ya no me duelen los paréntesis


  • Felicidades.

  • Gracias, por cierto...

    El golpe del silencio al otro lado de la línea (y de ésta, también de ésta), la presunción de inocencia al mirar alarmada el calendario, por no haberlo hecho antes, por hacerlo ahora, por olvidarme del pasar de los años, por la sorpresa reprimida con boca de pez asfixiado. Y ese golpe en el estómago que juntó los macarrones con el remordimiento.

  • ¿Vas a venir?

  • Eh...si, claro, claro que iré...

  • ¿Viene también...?

  • No..no, él no viene.

    Porque no quiero compartir lo esperpéntico de un “danzad malditos” a cuerpo de hostia y caliz consagrado, de miradas enrojecidas por lo excesivo del rimell, de salidas de tono por ocupar los asientos, de conversaciones apresuradas fingiendo saber los nombres, de pensar que aquí paz y después gloria sin haber leído la maldita página del destierro.

  • Ah, vale.

  • Si, allí estaré. Vale

    Resulta válido para ti que has hecho de la dejadez tu rutina y la filosofía de tus entrañas ahora queda demasiado lejos para orquestarla mientras a tu lado baila el orangután embrutecido por sus verdades infalibles.

  • Hasta luego.

  • Adiós.

    Y esta vez la esperanza que aún se columpiaba en algún lugar del castigado hipotálamo de mi conciencia, dejó de hacerlo tras comprobar tu “mutis por el foro” y permitir que él escribiera los compases, ritmo y melodía en tu forma de caminarme lenta y con tacones sobre una columna que sin vertebras sostiene algo más de cinco años.

  • ...

Divina humanidad

Salvador vivía por y para sus jarrones vidriados. En la pedanía se le conocía como “el barriles” y pasaba los días en su gruta amilanado porque su obra se le antojaba vacía. Por las mañanas acudía a la salida del sol ... pues era en ese momento, en el que el rocío se evaporaba volviendo a sus orígenes cuando sentía que la Unión entre Tierra y Cielo, Hombre y Creación era posible.

Siempre se había conformado con algunas vasijas, ánforas... que por su esencial oquedad no lograban llenar el surco que latía en su pecho. Así pues, comenzó a crear como jamás lo había hecho; pasó días modelando en un delirante estado de inspiración y por fin, pudo contemplar el resultado de su yo más recóndito y perfecto. No quiso ponerle un nombre, por miedo a que las palabras apresaran su belleza y no la mostró a nadie por temor a que se la llevaran, por lo que día y noche custodiaba a su amante.

Un día, cuentan que lo vieron llevando a lomos una hermosa figura indescriptible por su rareza. En lo alto de la colina la posó sobre la tierra y esperó la salida del astro. Allí se encontraron ambos, creación divina y humana...Y durante un suspiro, el sol pareció detenerse reverenciando al artesano.

martes, 4 de mayo de 2010

el shock y la conciencia

Siempre habrá carroñeros que intenten cegarnos y apoderarse de nuestros senos, siempre una garra arrancando jirones de alguna piel; un picotazo, alguien que exclama sin sentido a nuestro cielo un "¡culpable!", un ave que se alimente de nuestras miserables cenizas...para que no podamos barrer bajo la cama sin recibir el clamor popular del imperfecto idiota que estigmatiza con frases hechas o guiones de telenovelas nuestra decisión definitiva.
La existencia en estos casos, nos remará imperturbable, en busca de nuevas conquistas y verdades. Dejando que la casualidad y el destino se entremezclen y diluyan en un remar continuo. En él, hoy mi barca queda presa y no espera el resurgir del sol.