de mis entrañas,
las extravagantes y mezquinas
Y entonces, ocurre tu silencio
queriendo educar mis modales
por dejarte ver al monstruo
Por presentarte a la hija de puta inestable
que son mis días
cuando me encierro
y me vuelvo pólvora
Y cierras la puerta
por si el miedo se te hace carne
y te ahoga
Fotografía de Kishin Shinoyama
Todos los educadores son domadores,
ResponderEliminarhan de serlo para tratar con bestias.
Toda formación es deformación.
No eres tú, monstruo.
Somos nosostros, monstruos.
Uf. Me ha gustado mucho, mucho.
ResponderEliminar