
Es mi sangre de cereza rota,
la que reza sin despertador
muy cerca de tu almohada;
muertes graduadas
en pieles ajenas y sumisas.
Me nazco y pierdo en cada resquicio.
Te extraditas a mi vientre.
y los ritmos
girando sobre un mismo eje
subordinado en quejidos
de un blanco sucio
que se empaña mes a mes.
y me llamante y te imploranme
en un entrecortado verbo
de carne y entrañas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario