martes, 4 de enero de 2011

El ciclo del agua.

Fotografía "Glass tears" de Man Ray.

"Tengo centenares de épocas en mi breve tiempo
Tengo miles de lenguas en mi ser profundo".
Huidobro.

Quiero decir que, tal vez esté bebiéndome el sudor jabonoso de Séneca, el gargajo de algún lord o las secrecciones de Rembrandt. Qué altanero propósito al que sin querer jugamos; este cerrar círculos que nos traspasa.
Porque sigo siendo un trocito de siglo XVI, un poco de añil en la paleta de Monet, el temblor de los labios de una fiel esposa delante de su primer amante. Soy, también, aquella nota colgada en la taquilla de un adolescente. Una piedra en Roma. Mis uñas tienen acetato de celulosa de las lágrimas de cristal. Mis huesos tienen un poco de la sustancia de tus zapatos.
Hoy soy uno de esos ciclos que se cierran, el desagüe por el que circulan y se olvidan todos los principios y finales. Porque me deleito con las mitades sin bordes ni eternidades.
Hoy sólo yo, sin mi atravesar el mundo en su espacio y tiempo.
Porque
Hoy quiero el pan sin corteza.

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